Dedicar diez minutos de relajación al día te va a ayudar enormemente a concentrarte, calmar los nervios y a aliviar la sensación de fatiga.

Muchos practicantes de yoga se centran solamente en la práctica física de posturas y no le dan importancia a la relajación final.

Para realizar una práctica de yoga completa, debes incluir trabajo físico, movilizando la energía de tu cuerpo a través de las posturas. Y debes dedicar un descanso final para relajar tus músculos, calmar la mente e interiorizar los beneficios de tu práctica.

La mejor postura para practicar la relajación es en Shavasana, la postura del cadáver.

¿Cómo hacer la postura del Cadáver o Shavasana?

Comienza tumbándote boca arriba sobre tu esterilla o sobre tu cama. Puedes colocar un cojín o almohada delgada bajo tu cabeza.

Separa tus piernas al ancho de tus caderas y deja que tus pies caigan hacia los costados de forma natural. 

Aleja los hombros de tus orejas y recoge ligeramente el mentón hacia adentro para alargar tus cervicales.

Suelta los brazos hacia los costados del cuerpo y sepáralos ligeramente, con las palmas hacia arriba.

Alarga suavemente tu espalda baja, la lumbar tiene que mantener su arco natural. Si notases molestias en tu espalda, coloca una almohada bajo tus rodillas.

A continuación cierra tus ojos y comienza a concentrarte en tu respiración, inhalando y exhalando a través de tu nariz de forma natural.

Relajación guiada en Shavasana

A continuación te propongo una relajación guiada sencilla para que puedas leerla antes de practicarla y, si te apetece, puedes grabarla y usarla todas las veces que quieras para tu momento de relajación. ¡Que la disfrutes! 

 

Túmbate sobre la esterilla o la cama y tómate un momento para ajustar la postura y que estés lo más cómodo/a posible.

Una vez que hayas encontrado tu postura cómoda, intenta permanecer lo más inmóvil posible el tiempo que dure la relajación para no romper el estado de armonía y relax.

Ahora lleva tu atención hacia la respiración. Comienza realizando tres respiraciones completas, inhalanado y exhalando lentamente por tu nariz. Llevando toda la atención de tu mente a observar el movimiento de tu respiración. 

Permite que tu respiración fluya con su ritmo natural, para llevar la atención mental al recorrido del cuerpo.

Inhala por la nariz y observa cómo se llenan tus pulmones. Tu abdomen se levanta. Sin pausa, empieza a exhalar, también por tu nariz y deja que el abdomen caiga naturalmente cuando el aire sale de tus pulmones. 

Comienza a relajarte mientras tu respiración fluye sin esfuerzo.

Siente una suave calidez en la parte posterior de tu cuerpo, relaja toda tu espalda. Permite que esa sensación viaje a la parte delantera de tu cuerpo.

Suaviza tu cara, el cuello y garganta, la parte superior de tus hombros y toda la extensión de tus brazos hasta la punta de los dedos de las manos. 

Relaja tu pecho, costillas y diafragma. 

El abdomen se suaviza con el subir y bajar de tu respiración. La parte superior de tus muslos se suavizan y la relajación fluye hacia abajo hasta la punta de los dedos de tus pies. Ahora tráela de regreso hasta tu coronilla.

Por último visualiza todo tu cuerpo descansando y comienza a sentir la grata sensación de que no hay nada que hacer, solo disfrutar de este momento de quietud.

Deja que transcurran aproximadamente dos o tres minutos en esta observación. Después relájate por completo.

Para finalizar, vuelve a hacer una respiración lenta y profunda y comienza a activarte.

Comienza a mover lentamente los dedos de los pies y de las manos, moviliza tu cabeza de un lado al otro, abre los ojos y desperézate con comodidad. Luego incorpórate lentamente para no marearte.

 

Intenta practicar a diario relajación en Shavasana y siempre después de tus prácticas de yoga. Mantén la postura unos diez minutos aproximadamente para notar todos sus beneficios. 

Con la práctica todos los pensamientos que te distraen comenzarán a desaparecer y entrarás en un estado de relajación profunda a nivel físico y mental.

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